Como ya publicamos en entradas anteriores (parte 1, parte 2 y parte 3) Pandemic: Legacy es un juego con reglas incrementales y fecha de caducidad: con un mínimo de 12 partidas y un máximo de 24, más las de prueba de Pandemia.
Hemos de avisar, una vez más, de que va a haber destripe de reglas, spoilers y, en general, ruptura de magia. Así que si no has jugado hasta Septiembre, mejor no sigas leyendo.
En nuestra última entrada jugamos marzo. Pero mucho ha llovido hasta el día de hoy. Entre el último post y este, hemos tenido tres nuevas sesiones de juego donde jugamos las siguientes partidas:
- Abril, mayo.
- Junio, julio, agosto.
- Septiembre: Dos partidas.
De abril a agosto lo hicimos sin problemas, ganando todas las partidas. Conseguimos controlar la zona de desvaídos bastante bien, en nuestro caso Asia y Oceanía, ayudándonos de la especialista en cuarentenas. Otros dos personajes muy activos son el Coordinador de Efectivos y la Analista, y el último suele ser el Médico. Aunque hemos probado varios abanicos de personajes, como el experto en operaciones, al final solemos volver a una configuración similar a la anterior.
Aparecieron dos nuevos cartones donde había que perseguir a dos científicos, y nos lanzamos a por estos objetivos y el de las seis instalaciones militares.
Todo iba más o menos bien, conseguimos hacer 6 instalaciones militares base (de las pegadas), para empezar ya con un objetivo terminado. Mejoramos a la especialista en cuarentenas para que a su paso desaparecieran desvaídos. Todo era como la cabecera de Heidi, a cámara lenta, sonriendo y el aire dándonos en la cara… La, la, la…
Y llegó Septiembre.
De repente vimos que todo era un complot, que hay un científico paranoico con nuevos datos sobre que el virus CodA-403 no ha sido un capricho de la naturaleza, sino que la mano humana está detrás de su creación. Y que haber creado tantas instalaciones militares sólo podía acarrearnos problemas en el futuro.
La primera partida de septiembre nos hizo ver que todo se había descontrolado: varios personajes obtuvieron secuelas por estar en ciudades con desvaídos o con brotes. No conseguimos hacer el objetivo obligatorio de las 3 curas. El pánico de la población iba en aumento, pero controlado. Aún así, no pudimos manejar la situación.
Perdimos nuestra primera partida de septiembre. El aire quedó enrarecido y dejamos de hacer bromas. Creyendo que había sido un golpe de mala suerte y que podríamos con todo, volvimos a jugar septiembre, con dos eventos de financiación, y eligiendo cuidadosamente una configuración de personajes que creímos sería ganadora: analista, coordinador, especialista en cuarentenas y el nuevo soldado, que no obtiene secuelas al empezar su turno en una ciudad con desvaídos.
Al conseguir atrapar al científico paranoico perdimos a la especialista en cuarentenas. Sí, murió. Por exigencias del guión. Nos quedamos fríos, sin saber qué hacer, en medio de una partida casi perdida. Un civil ocupó su puesto, pero ya no era lo mismo.
Tokio fue arrasada, aparecieron brotes por todas las ciudades desvaídas, no éramos capaces de contenerlos por miedo a acabar con más secuelas de las que ya teníamos. Al final, con 8 brotes, en una reacción en cadena terminó la partida. Al menos pudimos destruir dos instalaciones militares iniciales para allanar el camino para octubre. El Mundo se nos estaba yendo a la mierda…
Tuvimos que hacer una retrospectiva viendo qué habíamos hecho mal y bien. Los 10 minutos tras la muerte de «la cuarentenas», nuestra querida Asteroide/Asterisco, fueron tensos y transcurrieron en silencio. Se podía cortar la tensión del ambiente con un cuchillo poco afilado.
Opinión
Hemos leído algunas otras opiniones de septiembre porque no podíamos creernos que esto nos pasara a nosotros. Al parecer está bastante bien medido que haya una ruptura similar en este mes.
Algunos dicen que lo que pasa en septiembre es fruto del «lazy design» por parte de los autores. ¿En serio? Yo creo justo lo contrario. Nos preparan el camino durante todo el juego para que vayamos cayendo en sus trampas: vamos a hacer a la cuarentenas una berserker (o a algún otro), vamos a quitarnos un objetivo fácil de cuajo (las instalaciones militares), vamos a meter militares hasta en la sopa… Y de repente todas esas decisiones son contraproducentes.
Creo que, lejos de tratarse de un cambio de última hora metido por los autores, se trata de algo cuidadosamente premeditado. Nos están haciendo vivir una historia desde dentro, sufrir con rabia los embates del destino, el giro argumental a mí, al menos, me ha parecido sublime. Pese a tener una sensación de abatimiento tras la muerte de Asterisco y perder dos partidas seguidas, estamos más metidos en el juego ahora. Lo hemos hecho nuestro, nos ha movido emocionalmente. Y juro que esto es verdad, porque aunque no hayamos llorado por la muerte de un personaje, como hemos leído en otros sitios, Pandemic: Legacy ha sido capaz de cambiarnos el estado de ánimo, como si de verdad estuviéramos compenetrados con nuestros personajes. Cada secuela dolía como un arañazo real.
Estamos acostumbrados a estos giros argumentales en películas, series, libros, pero no en juegos de mesa.
Tras esto no es de extrañar que sigamos en nuestras trece de que es Pandemic: Legacy es un juego increíble. Merece la pena y mucho, aunque ahora mismo estemos de luto por Asterisco. Descanse en paz.
Pero… Siempre hay un pero, tenemos la opinión de otro jugador, que no comparte la mía. A él no le ha gustado tanto y además era quien llevaba a la especialista en cuarentenas. Os dejo con sus palabras:
Otra opinión
Una muerte previsible por la potencia que adopta el personaje, pero innecesaria y frustrante.
Desde el planteamiento del juego no se ha tomado en cuenta el cariño o la ilusión con la que vas haciendo crecer al personaje con el que juegas, al que dedicas tantas atenciones y esfuerzos.
La potencia podría haber sido contrarrestada con penalizaciones o asunción de secuelas por traición.
Los creadores olvidaron la máxima de los juegos de rol:
“Los jugadores están hechos de la materia de los héroes, no debes matarles si no está justificado y es imprescindible”.
He dejado juegos por menos y quemado libros por lo mismo.
En la próxima entrada contaremos el fantabuloso combo detectado (no sabemos si hecho aposta o no) para turnos infinitos, y el cual nos llevó a una discusión sobre la ética de usarlo o no, votaciones varias y sentimientos de culpa posteriores.