Japón, 1603 - 1868: El emperador no se encuentra en una situación de poder. Es el shogunato del clan Tokugawa quien gobierna en su lugar con mano firme y quien mantiene la paz entre los daimyos. Edo, un pueblo pesquero, es ahora la nueva sede del gobierno y, en apenas tiempo, se convierte en la ciudad más importante de todo Japón, la actual Tokio.
Para protegerse de las intrigas, los daimyos se ven forzados a asentarse con sus familias en Edo y a emplear gran parte de sus bienes en el desarrollo de la región. Se desarma a los samurais y los mejores se convierten en funcionarios al servicio de su señor. Son tiempos en los que quienes no cuestionen la autoridad del shogun, podrán hacer y deshacer a su antojo en su papel de daimyo.
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