Los primeros años del siglo XIX fueron una época de gran agitación. La Revolución Francesa, a finales del siglo XVIII, había supuesto un cambio en la concepción de la estructura de la sociedad y muchos derechos y privilegios tradicionales se estaban poniendo en duda. Estas ideas revolucionarias recorrieron Europa y convirtieron a Francia en un peligro para los gobiernos más tradicionales. La presión de estos gobiernos favoreció la llegada al poder de Napoleón y con él, un régimen político bastante opuesto a las ideas liberales de la Revolución Francesa, pero bastante efectivo militarmente para enfrentarse y derrotar a casi todos sus enemigos.
Sólo Gran Bretaña parecía resistir los envites de Napoleón y fruto de su juego político, militar y diplomático, España y Portugal se vieron envueltos en una guerra que en su mayor parte se desarrollaría sobre la península. La sociedad española se divide en tras bandos:
Estas tres corrientes de pensamiento se enfrentarían política y militarmente durante varios años creando situaciones muy sugerentes para una partida de rol: intrigas palaciegas, escaramuzas, batallas campales, etc.
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